El Real Alcázar de Sevilla es un palacio fortificado. Alberga zonas construidas en diferentes etapas históricas. El palacio original se edificó en la Alta Edad Media. Se conservan algunos vestigios de arte islámico y, de la etapa posterior a la conquista castellana, un espacio palaciego mudéjar y otro de estilo gótico. En reformas posteriores se añadieron elementos renacentistas, manieristas1 y barrocos.2 Muralla exterior y puerta del León. Es la residencia de los miembros de la Familia Real Española cuando visitan Sevilla.3 Esto hace que sea el palacio real en uso más antiguo de Europa.4 La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad, junto a la catedral de Sevilla y al Archivo de Indias, en el año 1987.5
ciudad antigua y milenaria de la Sierra Sur sevillana, de un exquisito patrimonio histórico, artístico y cultural, que extiende su belleza a la riqueza paisajística y natural que también alberga en los contornos de su término municipal. Con estas señas de identidad y siendo corazón de Andalucía, por su centralidad estratégica, Osuna es hoy destino idóneo de numerosos viajeros que apuestan por la riqueza que ofrece el turismo interior. Claro exponente del Renacimiento, un paseo por las calles de Osuna es un recorrido por su historia, la que permitirá al visitante disfrutar de su belleza monumental y de la arquitectura de uno de los pueblos que ha apostado siempre por la conservación de lo que lleva intrínseco: ser un pueblo andaluz. Y este gusto por preservar aquello que nos ha legado nuestro rico pasado histórico es lo que nos impulsa a desarrollar políticas municipales que apuesten por el desarrollo económico y la potenciación del sector turístico como soportes fundamentales que redunden en la calidad de vida de todos los ciudadanos.
Itálica es una antigua ciudad romana situada en el actual término municipal de Santiponce (Sevilla), en la comunidad autónoma de Andalucía, España. La ciudad romana fue fundada en el año 206 a.C., en un hábitat indígena de la Turdetania que se remonta al menos al siglo IV a.C. Dentro de su término hay yacimientos e indicios de su ocupación muy anterior, entre ellos argáricos y griegos.1 Durante la etapa republicana fue una ciudad importante, y mucho más en la época imperial, aun cuando nunca fue capital de provincia ni de convento jurídico. A pesar de la creencia general de que fue abandonada hacia el siglo IV, lo cierto es que solo se abandonó la ampliación adrianea, replegándose la ciudad hacia algo más de su extensión primitiva, bajo el actual casco de Santiponce, donde continuó una vida de cierto prestigio en el Bajo Imperio y la época visigoda. Son numerosos los restos de esta época, y consta que sus murallas fueron restauradas por Leovigildo en el año 583 (J.Bicl., Chron. ad. an. 583),2 en el marco de sus luchas contra Hermenegildo. Otra buena muestra de esta pervivencia y prestigio, al menos hasta el final del siglo VII, es la presencia de obispos […]